martes, 9 de marzo de 2010

¿Tecnocultura adolescente?

La asimilación de lo juvenil con la tecnología, genera diversas interpretaciones, incluso entender la relación con lo tecnológico como un criterio de diferencia intergeneracional; frente a la visión de adolescentes “tecnologizados”, los adultos tienden a aumentar su brecha simbólica aceptando la distancia generacional que les separa del “lenguaje tecnológico” que asumen complicado y extraño. Reflexiones similares se analizan en el interesante Estudio: "Jóvenes y Cultura Messenger" de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), el INJUVE y la Obra Social de Caja Madrid (2006).

Por ejemplo, el estudio indica que la Internet y los celulares como medios de comunicación, expresión e información juvenil con altos componentes de autonomía, son vistos como canales a la carta, que cada cual configura y utiliza en función de sus intereses y necesidades. Pero además de esa capacidad para crear un canal de expresión e información personalizado, el gran atractivo de Internet descansa en su asociación con un lugar en el que se encuentra todo, y todo a mano; herramienta, que reúne todas las posibilidades existentes en ocio, trabajo, estudio y relaciones personales, y todas al alcance del teclado y "sin moverse mucho". Por otra parte, Internet y los celulares, representan la posibilidad permanente de estar “conectado” al instante y de manera constante para saber qué está pasando, y dónde. En un mundo definido por la velocidad, la movilidad y la intrascendencia, sólo la tecnología de última generación será capaz de actualizar al instante la información, y te permitirá “estar”, incluso “ser”.

Por ello se habla de “sociedad móvil” y “cultura messenger”, como adecuadas y gráficas expresiones para señalar los nuevos patrones que redefinen los intercambios entre los elementos que componen la tríada: ocio-trabajo-TIC, la manera en que tales reconfiguraciones propician nuevas formas de establecer relaciones y hábitos, influencias del mercado y de los mecanismos de gobierno al respecto, y la propia manera de entender el concepto de clase y brecha social en tal contexto, para ello es vital observar la sociedad en su conjunto a través del estudio de los discursos, estereotipos, opiniones y relaciones concretas entre los jóvenes y sus visiones amplias de las relaciones tecnológicas y sociales, y no al revés.

Estos procesos sociales están en constante retroalimentación y redefinición, y no puede ser de otra manera atendiendo a la naturaleza cambiante de la relación ocio-trabajo-TIC en transformación globalmente. El estudio concluye indicando que asistimos a una realidad en construcción (como la misma noción de juventud), dinámica, pero no por ello exenta de tendencias (de género, clase e ideología) e itinerarios materiales y culturales diferenciados.

Fuente: http://www.injuve.mtas.es

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