miércoles, 27 de enero de 2010

La tecnología ¿un acompañante?

Hoy los adolescentes al igual que el resto de los ciudadanos, están expuestos a un continuo flujo de información que los satura y confunde. Noticias y programas de televisión, millones de imágenes y datos de Internet, historias del cine, propuestas en radio y publicidad, permanentemente difunden acontecimientos, opiniones e ideas que crean una avalancha interminable de información. Pero mucha información, no significa más conocimiento, ni mayor capacidad para resolver los problemas cotidianos.

El reto educativo que se desprende de este hecho es la necesidad de los más jóvenes para darle sentido al cúmulo de información e incertidumbres que nos rodean. Por una parte, en su rol de estudiantes necesitan desarrollar habilidades y competencias de búsqueda de información, para discriminar lo que es información útil para ciertos propósitos, analizar y comparar e integrar información de diversas fuentes, aprender a organizarla y difundirla, en fin, poder funcionar como infociudadanos creativos.

Al acercarnos a su vida personal y enfocarnos en su subjetividad, apreciamos que gran parte del trabajo psicológico que tiene cada adolescente está en construir una suerte de ”segunda individuación”, para sentirse singular y diferente de sus padres. Con esta transición subjetiva cuestionan las visiones paternas de la vida y construyen las suyas, utilizando los mismos cimientos recibidos pero creando su propia síntesis subjetiva. Los retos adolescentes pueden implicar alguna conmoción y reorganización subjetiva profunda, en la consolidación de su propia subjetividad, que también debe lidiar con las pérdidas al dejar el lugar del niño, su cuerpo infantil y su rol subordinado.

De forma que podríamos suponer que los vínculos que el adolescente establezca en y con el ciberespacio dependerán del tejido de significados que construya en su subjetividad. Sus lazos afectivos de familia y amigos, su afiliación a valores ciudadanos y los proyectos de vida con los que se comprometa, son experiencias determinantes que mediarán la posibilidad de explorar y crear comunicaciones que permitan que su identidad no corran peligro y que sus deseos puedan satisfacerse con menor costo y menor riesgo.

A algunos padres el mundo de sus hijos les genera extrañeza y en lugar de acercarse a conocerlo, se distancian. El adolescente que cuestiona a sus padres sólo se muestra autónomo en apariencia, lejos de serlo necesita la presencia adulta que lo acompañe. Una alternativa conveniente es aproximarnos para descubrir y conocer sus formas de entretenimiento y uso del tiempo libre.

Buscar información sobre su relación con los medios de comunicación y las TIC es vital, por ejemplo, de acuerdo con un reciente Estudio de Kaiser Family Foundation (2010), que consulta a más de 2.000 adolescentes norteamericanos entre 8 y 18 años; los jóvenes pasan la tercera parte del día conectados en ambiente tecnológicos. Pasan más tiempo oyendo música, utilizando videojuegos, viendo televisión y usando sus móviles principalmente para conectarse a chatear y enviar msm.

Nuestras familias tienen un rol fundamental, pues más allá de las diferencias intergeneracionales y los cambios tecnológicos, si contamos con vínculos socioafectivos sólidos, ello permitirá mantener en pie el puente de comunicación intergeneracional, que mantendrá nuestra presencia como acompañante positivo que resistirá la omnipotencia infantil-adolescente, para ofrecerles la contención que les permitirá organizar su proyecto de vida en armonía y resonancia con los valores ciudadanos y la época que lo rodea.

Esta fortaleza puede ser crucial para moderar y lidiar con algunas de las tendencias (asociadas a riesgos) en los vínculos que establecen los adolescentes con la tecnología y sus entornos virtuales:
- Menor contacto directo con otras personas. Yo sólo frente a una computadora o un videojuego, puedo aislarme de los demás.
- Deseo de respuestas inmediatas, con la ilusión de que no tienen necesidad de esperar.
- Ilusión de "control a distancia" Lo que está en pantalla, puede ser creado y alterado.
- Desvanecimiento del poder de la palabra, ausencia narrativa como forma de comprender la experiencia humana
- Predominio dela imagen que impresiona dejando de lado la reflexión.
- Parcialización de la experiencia corporal: Mano hiperactiva, cuerpo pasivo…
- Ilusión de que el hijo posee un “poder” casi supremo, ellos enseñan a los adultos a usar la tecnología.
- Poder contactarse con otros jóvenes alrededor del mundo, creando la ilusión de que el mundo es pequeño.
- Moverse en el Tiempo virtual que tiende a excluir la memoria, y puede llevar al adolecente a sumergirse en el presente en búsqueda de placer, y experiencias nuevas, anulando su capacidad de esperar y la distancia espacial, temporal y psíquica del espectador.
-Poca disposición para manejar la frustración, menor tolerancia a la ausencia- separación.

Es importante que nosotros analicemos cómo nos vinculamos con la tecnología, pues el ejemplo que damos los adultos es determinante; siendo vital desarrollar un manejo saludable del tiempo libre, participando en lo posible como familia en deportes, cine, teatro, creaciones artísticas y otras actividades culturales.


Fuente Ref. del Estudio: http://www.kff.org

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